El mismo día que fotografié los alcaravanes también se acercó este pequeño mochuelo, de no más de veinte centímetros de alto, que hizo que la tarde fuera un poco menos aburrida de lo que parecía, y es que en el campo en un segundo puede cambiar la suerte y darte de bruces con maravillas imprevisibles.
miércoles, 14 de abril de 2010
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6 comentarios:
Es muy gratificante cuando se consiguen esas fotos inesperadas y ésta te ha quedado muy bien... como si el mochuelo estuviera posando para ti... FELICIDADES
Un beso
Felicidades por esa toma tan buena. Intentaremos aprender algo contigo. Un saludo.
Aeste lo conozco, te a quedado de lujo, un saludo
Me alegra que os guste.
Patricia, sabíamos que andaba por allí, pero de todas formas, por la hora que ya era y después de 10 horas metidos en el hide su presencia nos alegró el día.
Eugenio, seguro que aprenderemos mucho el uno del otro.
José María tras todo el día sin ver una avutarda, el mochuelo fue un alegrón ya inesperado.
¡Increible! Ya sé que la fotografía de naturaleza conlleva mucha paciencia... pero ¡10 horas!... vamos que en lugar de Javi te tendría que llamar Job, jajaja
Menos mal que imagino que es algo que se disfruta tambiénmientras se está persigue una buena foto y ya cuando se consigue llega el gran premio.
Un beso :)
En algunos escondites tienes que entrar antes de que salga el sol y salir después de que se ponga. Esto, dependiendo de la época del año pueden ser desde 10 hasta 14 o 15 horas.
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